El beso de mi cumpleaños, los abrazos del último día.

Decidí rendirme. Decidí dejarlo ir, porque sabía que no iría a ninguna parte. Pero me equivoqué, porque él que se va eres tú. Y no sé si es eso lo que me ha abierto los ojos, o los abrazos de los últimos días, pero esos meses en los que pensé que te había olvidado por completo, o en los que pensé que quería a otro me han demostrado que tú eres el único. Es que no hay otra forma de decirlo. He perdido tus dibujos. Me he olvidado de tus palabras. Pero no de que te quiero. Creo que de eso no me voy a olvidar nunca. Ni de tu beso el día de mi cumpleaños. Ni de tu abrazos los últimos días. No te voy a olvidar. no. Tú dices que tampoco me vas a olvidar a mí, pero por más que las busco, no encuentro razones para creérmelo. Y que te quiero, que no quiero que te vayas, que no, que no puedo soportar la idea. Que no podré soportar lo que sucedió hace 2 años... que no, que no, que no. Que se fue para siempre, que nunca supo lo que yo sentía por él, que todavía hoy lo quiero, que no sé nada de él y lo quiero. Y sí, hoy he vuelto a soñar que volvía. ¿Y si me sucede lo mismo contigo...? Y cuando hoy te he dicho que todavía te quería, sé que no te ha gustado saberlo. Que antes me habría arrepentido, pero después de lo de hace 2 años, me da igual; tú por lo menos sabrás lo que siento por ti, mi corazón está libre de culpa. Que te juro que no puedo. Que me muero. Que no te vayas, por favor. Que sé que es imposible, pero es que no quiero que te vayas de mi vida. Es que cada vez que me acuerdo de tu voz, de tu cara, de tus palabras... siento que me voy.